El propósito de la valorización reside en promover y poner al alcance de todos el patrimonio escrito. Para ello, se suele recurrir a contenido y recursos de distinta naturaleza: científicos, pedagógicos y estéticos. De esta manera, las colecciones siguen vivas, cuestionando al lector o despertando su interés y su imaginación. Desde el momento en el cual el lector conoce la existencia de este patrimonio, ya no es un mero espectador, sino que se convierte en protagonista, haciéndolo propio.
La valorización descansa en fundamentos sólidos, en toda la labor científica que el conjunto de los profesionales del patrimonio cultural desarrolla en torno a las colecciones. Identificar los documentos, registrarlos en los catálogos, llevar adelante estudios históricos y técnicos para contextualizarlos, facilitar el acceso físico o virtual a dichos documentos, llevar a cabo acciones de conservación-restauración y de digitalización… Una labor sustancial que casi siempre permanece invisible ante los ojos del público.
Y como el patrimonio escrito y gráfico es frágil, valorizarlo supone también actuar con extrema prudencia. Exponerlo al público, de la forma que sea, tiene un impacto seguro en el estado de conservación de los objetos. Valorizar las colecciones y preservarlas para las futuras generaciones son dos líneas directrices que obedecen a tiempos diferentes. Conciliar ambos tiempos constituye un desafío a cada instante.